martes, 26 de octubre de 2010

¿Por qué al hablar de sexualidad también se debe hablar de afectividad?


Colaboración de Patricia Arriaza de Marenco
Alumna del DEA IV



1) ¿Por qué al hablar de sexualidad también se debe hablar de afectividad?

Una de las tres funciones de los medios de comunicación es la de educar. ¿Qué están haciendo los medios por educar a nuestros jóvenes en el tema de la sexualidad?
Degrada a la sexualidad humana las formas que manejan los medios y la opinión pública para abordar el tema. Películas, series de televisión, revistas (desde las que aparentan ser más inocentes hasta las más descaradas), programas de radio de temas “tabú” que son tratados sin la mínima base científica; otras expresiones de la cultura como los libros, géneros musicales ofensivos como el “perreo” y hasta las tendencias mismas de la moda, constituyen una seria de dispositivos de expresión en la que la sexualidad humana se rebaja a la sexualidad animal.
Ya nos acostumbramos a ver que en este tratamiento del tema se deja por fuera el amor entre la pareja, el vínculo sagrado del matrimonio en el que se enmarca la sexualidad como un medio de expresión de la donación máxima entre las dos personas, y por su puesto mucho menos que se habla del corazón y de la afectividad. La comunicación masiva hoy se centraliza en que solo el cuerpo existe, solo el cuerpo se involucra y por tanto es el cuerpo lo que más importa cuidar y hacer atractivo para el sexo opuesto.
Son inseparables la sexualidad y la afectividad (aunque nos estén tratando de vender la idea contraria) en toda comunicación sobre la sexualidad humana, hay muchas cosas de por medio.
Cuando hablamos de sexualidad debemos enfatizar en que nuestros afectos deben ser entrenados, así como entrenamos nuestros músculos en el gimnasio, teniendo la libertad de no hacer algo aunque en ese momento sea lo que más queramos, sin dejarnos llevar por sentimientos fuera de lugar.
El hombre tiene la capacidad de dirigirse guiado por la inteligencia y la voluntad; no manejándose solamente a nivel físico.
La persona es un todo, no podemos separar sus realidades físicas y espirituales. El sexo no es solo un aspecto físico ni se puede ni se debe desligar de lo espiritual, del alma y el corazón que siempre deben estar involucrados en lo que el cuerpo hace. Somos inteligencia y voluntad. Tenemos la voluntad para controlar y gestionar nuestra afectividad, tanto en circunstancias positivas como negativas.
Sin embargo, hoy en día nos obligan a pensar que los hombres hemos perdido esa inteligencia y la voluntad, a los jóvenes los pintan como unos títeres de sus impulsos y de su cuerpo, incapaces de desarrollar un pensamiento diferente y de no dedicarse a replicar las malas costumbres de la mayoría. Y ante esto la gran solución de las grandes organizaciones promotoras de la salud es ofrecer métodos anticonceptivos que han alcanzado una variedad exagerada, cual si fueran cereales en el supermercado.
La lucha debe enfocarse en revalorizar la sexualidad humana y pedir que se le coloque en el puesto que merece, eso sí, ejercida con responsabilidad y compromiso, como un medio de expresión del amor permanente y fértil, no como un medio de alimentación de egos.
El propósito principal en la educación afectiva de los jóvenes debe ser educarlos en y para la libertad, que cuenten con los argumentos necesarios para que nadie los obligue a hacer algo, aunque sea algo que ellos quieran.
Tener en cuenta la afectividad nos ayudará a ayudará a tener conciencia de nuestras propias emociones. En los últimos meses del año 2009, Kevin, Rolando y Karla, un grupo de alumnos de la Escuela de Comunicaciones, diseñaron una propuesta de comunicación para el tema de la Sexualidad Verde, el lema de la campaña era más que poderoso y revelador: “Porque para el corazón no hay protección”.
El axioma es que no es posible separar el corazón (la afectividad) de la sexualidad porque a pesar del espejismo con que nos bombardean sobre “el sexo seguro”, el corazón no puede estar seguro sino educamos nuestra afectividad.
La educación de la afectividad es necesaria para hablar de sexualidad porque se orienta hacia los valores, hacia la entrega y hacia el amor, lo cual realmente hace grande y meritoria nuestra condición de seres humanos.

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