domingo, 10 de julio de 2011

¿Por qué al hablar de Sexualidad también debemos hablar de Afectividad?

¿Por qué al hablar de sexualidad también debe hablarse de afectividad?
Por: Julio César Chávez

Recuerdo con especial agrado la llegada a este mundo (a través de un parto programado) hace 19 años, de Liliana, mi hija mayor. Tuvo su primer contacto con el exterior en busca de su madre y en busca de alimento (todavía no se si por hambre), el instinto del hombre se puso otra vez de manifiesto. La vi por primera vez a través de una ventana de vidrio: estaba dormida en una incubadora. Hasta ese momento no sabía si era niño o niña. Me permitieron acercarme a mi esposa que todavía estaba sedada y me dijo: Fue niña…ese fue el inicio del trato afectivo entre nosotros y nuestra hija.
Aparte de ser padre (hoy día de dos hermosas mujeres), también soy profesor…educador dirían otros. Tengo la responsabilidad de enseñar a mis alumnos sobre el mundo de la Matemática y la Física. Además, el reto de colaborar con los padres en la formación de sus hijos y la obligación de participar en la educación de mis hijas.
El propósito del desarrollo de la afectividad y la sexualidad es fortalecer los aspectos emocionales, físicos y mentales del ser humano.
Según José Alcázar, “La sexualidad es un componente claramente determinante de la personalidad. Determina al sujeto a ser persona masculina o femenina”.
Cuando nos referimos a la afectividad del hombre o de la mujer, sabemos que son complementarios y distintos en todo aspecto.
Tomando en cuenta que su afectividad es más intensa, la mujer es la principal protagonista del afecto por excelencia: “el amor humano”.
En mi trabajo tengo que ayudarle a los padres, a que sus hijos tengan especial respeto por la mujer, a que conozcan la diferencia entre el pudor masculino y femenino; debo ofrecerles planes concretos que permitan el buen uso de la libertad, crear un ambiente de seguridad y buen aprovechamiento del tiempo. Por otro lado debo enseñarle a mis hijas, además, sobre la castidad, el pudor, la sensualidad, el enamoramiento, el respeto hacia si misma, hacia los del sexo opuesto y los del mismo sexo.
Sexo y sexualidad son completamente diferentes, la primera es una actividad instintiva, mientras que la sexualidad es más profunda, involucra la dignidad, el espíritu, la persona.
Es importante reconocer que nadie nace amando y que se aprende a amar aun desde el mismo momento de la concepción, luego cada individuo manifiesta la sexualidad según la etapa de la vida, la cultura y el género.

1 comentario:

  1. Este es un artículo que escribió el Prof. Julio César Chávez) del Colegio Lamatepec), del Diplomado Edición especial para APCE . Agradecemos su colaboración.

    Magdalena de Fernández

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